POR AMADO AVENDAÑO
Un grupo interdisciplinario de expertos y estudiantes del Tec de Monterrey y la UNAM, encabezado por el maestro Alejandro Ramos Amézquita, director de carrera de Ingeniero en Producción Musical Digital (IMI) del Campus Ciudad de México, realizó un estudio de arqueoacústica en zonas arqueológicas de Guanajuato con la intención de estudiar y recuperar la dimensión sonora de los espacios y algunos instrumentos musicales precolombinos.
El Mtro. Ramos Amézquita, director de carrera de IMI estuvo acompañado por el doctor Pablo Padilla Longoria del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas de la UNAM, y por alumnos del Tec de Monterrey de los campus Ciudad de México y Santa Fe.
El grupo realizó caracterizaciones acústicas de espacios e instrumentos musicales prehispánicos en las zonas de Plazuelas, Cañadas de la Virgen, Peralta y el Cóporo en Guanajuato.
Este mismo grupo interdisciplinario ha trabajado anteriormente en estudios de caracterización acústica de zonas arqueológicas como en Chichen Itzá, donde ha realizado pruebas de respuesta al impulso con sonidos como el de un disparo de salva mediante el cual evalúa a través de micrófonos especializados lo que regresa la estructura como respuesta a los sonidos.
Las investigaciones, que se realizan en el estado de Guanajuato, complementan la riqueza cultural de los sitios estudiados puesto que ofrecen detalles de la estructura y de la acústica que no habían sido explorados con anterioridad. En el caso de Guanajuato encontraron que en algunas zonas las edificaciones benefician la claridad de habla, es decir la nitidez, pero disminuyen su intensidad.
El maestro Ramos Amézquita asegura que estudios de este tipo, en los cuales se explora por ejemplo por qué al aplaudir frente a la pirámide de Kukulkán el rebote del sonido se asemeja tanto al canto de un quetzal, contribuyen con el conocimiento más preciso sobre la capacidad de desarrollo acústico de los mayas y al mismo tiempo pueden enriquecer la oferta turística de los sitios arqueológicos, pues con su análisis detallado, se pueden montar espectáculos acústicos adecuados a las edificaciones prehispánicas.
Detalla también que, por ejemplo, el espectáculo de luz y sonido que se presenta en esa zona arqueológica desde los años 70, no tiene nada que ver con la acústica de los monumentos, pero en cambio, los hallazgos de estas investigaciones podrían contribuir a mejorar considerablemente la acústica de este espectáculo y de otros que se presentan ahí.
El objetivo de estos estudios es tratar de entender los hallazgos curiosos de la arqueoacústica, como el del juego de pelota en Chichen Itzá, en el que dos personas colocadas en los extremos a 160 metros de distancia pueden mantener una conversación sin necesidad de levantar la voz.
Sean meras curiosidades, o hayan sido intencionalmente incorporados en el diseño arquitectónico de los edificios y de los sitios arqueológicos, es importante que a través de colaboraciones interuniversitarias como esta, nos permiten conocer sobre algo tan particular como el manejo del sonido en las culturas que nos preceden.
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