7 DE FEBRERO1839. Plenipotenciarios mexicanos y franceses se reúnen en el puerto de Veracruz, para tratar sobre las exageradas indemnizaciones francesas, las que dieron origen a la 'Guerra de los Pasteles'.
1853. Es nombrado Presidente provisional de la República, el general Manuel María Lombardini, quien gobernará desde el día de mañana hasta el día 20 de abril de este año, fecha en que entregará el poder al general López de Santa Anna.
1858. El general Ignacio M. Comonfort, expresidente de la República, se embarca en Veracruz rumbo a los Estados Unidos de América. Deja un país convulsionado por la guerra civil, la que él provocó por sus traiciones a los liberales.
1864. Nace en la ciudad de Durango, Durango, Ricardo Castro, quien se distinguirá como genial pianista y compositor musical de fama internacional. Morirá en la ciudad de México el 28 de noviembre de 1907, siendo director del Conservatorio Nacional de Música.
1903. Nace en Izamal, Yucatán, Ricardo López Méndez, quien se distinguirá como exquisito bardo de cuyas poesías harán hermosas canciones Guty Cárdenas, Gabriel Ruiz, Gonzalo Curiel y que ganarán merecida fama como: Nunca Mar, Vereda tropical, Granito de sal, Ojos tristes, Amor, amor y Peregrina de amor. A él corresponderá componer con sublime inspiración el canto patrio México, creo en tí, el cuál reproduzco a continuación:
México, creo en ti,
como en el vertice de un juramento.
Tú hueles a tragedia, tierra mía,
y sin embargo ríes demasiado,
acaso porque sabes que la risa
es la envoltura de un dolor callado.
México, creo en ti,
sin que te represente en una forma
porque te llevo dentro, sin que sepa
lo que tú eres en mi pero presiento
que mucho te pareces a mi alma
que sé que existe, pero no la veo.
México, creo en ti,
en el vuelo sutil de tus canciones
que nacen porque sí en la plegaria
que yo aprendí para llamarte Patria,
algo que es mío en mí como tu sombra
que se tiende con la vida sobre el mapa.
México, creo en tí,
en forma tal que tienes de mi amada
la promesa y el beso que son míos
sin que sepa porqué se me entregaron,
no sé si por ser bueno o por ser malo,
o porque del perdón nazca del milagro.
México, creo en ti,
sin preocuparme el oro de la entraña
es bastante la vida de tu barro
que regresca lo claro de las aguas,
en el jarro que llora por los poros,
la opresión de la carne de tu raza.
México, creo en ti,
porque creyendo te me vuelves ansia
y castidad y celo y esperanza.
Si yo conozco el cielo es por tu cielo,
si conozco el dolor es por tus lágrimas
que están en mí aprendiendo a ser lloradas.
México, creo en ti,
en tus cosechas de milagrería
que solo son deseos en las palabras.
Te consagras de auroras que te cantan.
¡Y todo el bosque se te vuelve carne!
¡Y todo el hombre se te vuelve selva!
México, creo en ti,
porque nací de ti, como la llama
es compendio de fuego y de la brasa
porque me puse a meditar que existes
en el sueño y materia que me forman
y en el delirio de escalar montañas.
México, creo en ti,
porque escribes tu nombre con la 'x'
que algo tiene de cruz y de calvario
porque el águila brava de tu escudo
se divierte jugando a los 'volados'
con la vida y, a veces con la muerte.
México, creo en ti,
como creo en los clavos que te sangran,
en la espina que hay en tu corona,
y en el mar que te aprieta la cintura
para que tomes en la forma humana
hechura de sirena en las espumas.
México, creo en ti,
porque si no creyera que eres mío
el propio corazón me lo gritaría
y te arrebataría con mis brazos
a todo intento de volverte ajeno,
¡sintiendo que a mí mismo me salvaba!
México, creo en ti,
porque eres el alto de mi marcha
y el punto de partida de mi impulso.
¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,
como la voz que salva
y como el ancla!