20 DE MARZO
1836. Se da la batalla de Golhiad, en Texas, entre las fuerzas mexicanas dirigidas por el general Jesús Urrea y las texanas del general J. W. Fanning. Triunfan los mexicanos y hacen prisionero a Fanning junto con trescientos soldados.
1858. El presidente Juárez y su gabinete salen de Guadalajara con destino a Veracruz, vía Manzanillo-Panamá y Nueva Orléans. En Veracruz establecerá su gobierno apoyado por el gobernador Gutiérrez Zamora.
1914. Muere en la ciudad de México, don Joaquín de la Cantoya y Rico, inquieto y pintoresco deportista quien fuera el primer aeronauta mexicano.
1938. El representante de México ante la Sociedad de Naciones, Isidro Fabela, presenta una nota al Secretario General de la Organización, Josephus Avenol, protestando a nombre del gobierno mexicano en contra de la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi. Esa nota apareció publicada este día en la primera página del diario El Nacional, y es la que se reproduce a continuación:
En vista de la supresión de Austria como estado independiente por obra de una intervención militar extranjera y teniendo en cuenta que hasta la presente fecha no ha sido convocado el Consejo de la Liga de Naciones para los efectos del artículo 10 del Pacto, que establece la obligación de respetar y mantener contra toda agresión exterior la integridad territorial e independencia política de todos sus miembros, por instrucciones del gobierno mexicano tengo el honor de enviar a usted las siguientes declaraciones, con la súplica de comunicarlas a los países que forman parte de nuestra Institución: La forma y las circunstancias que causaron la muerte política de Austria significan un grave atentado al Pacto de la Liga de las Naciones y a los sagrados principios del derecho internacional. Austri ha dejado de existir como estado independiente por obra de una agresión exterior que viola flagrantemente nuestro Pacto Constitutivo, así como los tratados de Versalles y Saint-Germain, que consagran la independencia de Austria como ilanienable. Esta ilanielabilidad ha debido ser respetada, no sólo por las grandes potencias signatarias del Protocolo de Ginebra de 1922 -en que se declaró solemnemente que ellas respetarían la independencia política, la integridad territorial y la soberanía de Austria- sino por el mismo gobierno de Austria, ya que dichos tratados imponen a ese país cuando menos la obligación de obtener el asentimiento del Consejo, tanto en lo relativo al mantenimiento de su independencia en sus fronteras actuales, cuanto a su existencia como Estado separado y dueño absoluto de sus decisiones (Corte Permanente de Justicia Internacional de La Haya, resolución del 5 de septiembre de 1931). En consecuencia, todo convenio o resolución que menoscabe la independencia de Austria debe considerarse como ilegal; igualmente, toda gestión de cualquier autoridad acerca de un gobierno extranjero, contraria a tales principios y compromisos, debe considerarse como arbitraria e inadmisible, por los miembros de la Liga de Naciones. La circunstancia de que las autoridades de Viena hayan entregado el poder nacional al invasor, no pueden servir de excusa a los agresores, ni la Liga de las Naciones debe aceptar el hecho consumado sin enérgicas protestas y sin las reacciones indicadas en el Pacto. Por otra parte, las autoridades que abandonaron el Poder Ejecutivo no representan al pueblo austriaco, que seguramente contempla la muerte de su patria como una tragedia; y esas mismas autoridades no obraron con libertad, pues voluntas coacta, coluntas non est. El gobierno de México, siempre respetuoso de los principios del Pacto y consecuente con su política internacional de no reconocer ninguna conquista efectuada por la fuerza, categóricamente protesta por la agresión exterior de que es víctima la República de Austria y declara al propio tiempo a la faz del mundo que, a su juicio, la única manera de conseguir la paz y evitar nuevos atentados internacionales como los de Etiopía, España, China y Austria, es cumplir con las obligaciones que imponen el Pacto, los tratados suscritos y los principios del derecho internacional; de otra manera, desgraciadamente el mundo caerá en una conflagración mucho más grave que la que ahora se quiere evitar fuera del sistema de la Liga de las Naciones.
Isidro Fabela